La Energía
del Futuro
Por:Francisco
Martín Moreno
@fmartinmoreno
La
realidad energética mundial revela que por el incontenible cambio climático en
los próximos años, tal vez 3 o 4, se dejarán de invertir enormes cantidades de
recursos en la exploración de nuevos manantiales de petróleo y de gas, se
fabricarán cada vez millones y más millones de autos eléctricos que dejarán de
contaminar la atmósfera para evitar incuantificables daños para la salud humana
y para la agricultura en razón de la lluvia ácida. Las actuales gasolineras
utilizadas para accionar los motores de combustión interna irán desapareciendo
con el incontenible paso del tiempo, ya que los vehículos equipados con
baterías eléctricas se recargarán con la misma facilidad que un teléfono
celular en los contactos domésticos.
Para convencernos de la afirmación anterior
valdría la pena consultar lo aseverado por Bill McKibben para entender las
consecuencias del calentamiento global que ya crea verdaderos estragos en
nuestro planeta..
La
Agencia Internacional de la Energía confirma la tendencia mundial de utilizar
el viento, el sol o la energía marina, entre otras más, es decir, las energías
renovables, limpias y baratas, para sustituir al petróleo, al carbón o al gas
natural de alta toxicidad ambiental y de elevados e injustificables precios
sociales e industriales, según consta en los acuerdos de París. Hasta hace poco
dicha agencia se abstenía de denunciar los daños causados por el consumo de combustibles
fósiles, discurso que ha venido cambiando para la buena fortuna de la
humanidad, ya que en la actualidad se ha demostrado que la industria automotriz
es la responsables del surgimiento de los nocivos gases productores del efecto
invernadero, causante del disparo de la temperatura global en el planeta. ¿Por
qué invertir en refinerías o en industrias similares cuando estas empresas
están claramente condenadas a muerte? ¿Qué hay más barato y limpio que el
viento?
El
Tribunal de la Haya sentenció que la Shell, una de las más poderosas empresas
petroleras del mundo, deberá reducir un 45% sus emisiones atmosféricas en los
próximos 9 años, ya que se le acusa, como a otras compañías del ramo, de
contaminar el orbe y de desquiciar los equilibrios térmicos imprescindibles
para la supervivencia del hombre, además de violar los estatutos de los
acuerdos de París en lo que hace al respeto a los derechos humanos presentes y
futuros.
¿Cuándo
se había culpado a una poderosa corporación internacional de su criminal
aportación a la crisis climática durante la vida útil de los combustibles que
va a enajenar? Bill McKibben, siempre ha insistido en la importancia de que “los
combustibles fósiles deben permanecer bajo tierra.”
Los
jóvenes inversionistas de imperios petroleros como Exxon, han venido
desplazando en los consejos de administración a los antiguos accionistas
defensores de energías fósiles que padecen una indolencia en torno al
envenenamiento ambiental, con tal de no ver afectada la recepción de sus cuantiosos
dividendos.
Se
trata de girar las inversiones de los gigantes petroleros hacia los
aerogeneradores eólicos o hacía el aprovechamiento de la energía solar de muy
bajo costo e irrefutable pulcritud ambiental con el objetivo de reducir las
emisiones asesinas.
Imposible
dejar en el tintero, en el marco de este breve análisis, lo ocurrido en
Chevron, en donde, por medio de una votación mayoritaria se acordó invertir en
energías renovables, tanto para proteger la economía familiar, la
competitividad industrial y por supuesto, el equilibrio ambiental con tal de
disminuir el calentamiento global.
Existen
sobrados motivos para demostrar que ha empezado una contienda ambientalista
para velar por la salud del planeta y, por ende, de la humanidad. El mundo
entero debe tomar en serio el combate en contra del calentamiento global, cuyos
daños y perjuicios pueden comprobarse a simple vista. Los mexicanos no debemos
ser cómplices de la devastación planetaria, por lo que desde nuestras
respectivas trincheras tenemos que defender la utilización de las energías
limpias y baratas antes de que sea demasiado tarde. Basta con ver el deshielo
de los polos que conducirá a la desaparición de ciudades portuarias…